23 mar 2014

No verás el final si llevas puestas las gafas de sol


Cuando menos te conviene las cosas se ponen difíciles y el camino peligroso,. Cuanto más miedo tienes de perderte más grande es el laberinto de calles de tu ciudad. Te das cuenta de que nada es lo que parece y todo es más complicado de lo que creías. Ojos teñidos de negro y dedos que lloran cansados de arañar los muros que un día imaginaste fáciles de saltar.
Cada vez más hundido en la angustia que tu mismo creaste sin darte cuenta, con un simple pensamiento de esa cabeza que no sabe lo que quiere, que no sabe lo que hace y que sólo siente envidia y miedo al ver que cada vez quedáis menos dentro de ese agujero negro que es tu rutina. Porque tú, ingenuo niño que aún llora en su inocencia, sueñas con levantar la mirada y no ver estrellas, sino un simple telón azul que espera ansioso que seas tu quien de la primera pincelada de sueños rotos.

Fotografías: Elena Romero